En algunos casos, poner una coma o no ponerla es opcional, depende del gusto personal de quien escribe. Pero en otros la coma es imprescindible, si queremos que nuestro mensaje sea claro, que se entienda lo que realmente queremos decir. En este párrafo, por ejemplo, son recomendables pero no obligatorias las comas que figuran tras casos e imprescindible; y podría ir entre comas la expresión pero no obligatorias.
Veamos lo que ocurre en el texto siguiente:
Los señores diputados han endurecido la situación profesional de los medios que no podrán fotografiar, retransmitir y trasladar las imágenes de entradas y salidas de acusados, imputados y similares de comisarías, penales y salas, con el argumento de que deben evitarse juicios mediáticos de personajes tocados por la peste de corruptelas y manejos varios y todo ello para preservar sus derechos de imagen, intimidad y otros similares.
(TXERRA DÍEZ UNZUETA: «Juicios mediáticos«, En Diario de Noticias de Navarra. 6 de junio de 2015)
En la primera frase, debería figurar una coma entre medios y que: la oración que introduce el que es explicativa. Eso quiere decir que lo que sigue se refiere a todos los medios, no a una parte de ellos. La ausencia de coma nos lleva a interpretar la oración de relativo como especificativa, lo cual querría decir que la limitación de la que se habla solo afecta a una parte de los medios. Es un caso claro de coma obligatoria.
Por otra parte, me resulta llamativo que el autor hable de la situación profesional de los medios. Es obvio que no habla de los medios sino de los profesionales que trabajan en ellos, en particular de los fotógrafos.
Para terminar, este fragmento es un párrafo-oración especialmente largo, que consta de 67 palabras. Un par de puntos sabiamente colocados harían el texto mucho más legible.