Hace unos días asistí a una discusión lingüística entre dos de mis amigos, ambos personas cultas. Uno de ellos decía que la expresión “delante mío” es correcta y el otro sostenía que lo correcto es “delante mía”. Tuve que ejercer de árbitro y decirles que ninguno de los dos tenía razón: ambas formas son incorrectas. Lo correcto es “delante de mí”.
Ya tenía intención de escribir sobre este asunto y la discusión me animó a ponerme a la tarea. Además de este episodio con mis amigos, vengo comprobando que a bastantes personas cultas no les llaman la atención expresiones como las siguientes (escribo en rojo las que la Academia considera incorrectas o no recomendables):
*Había varias personas detrás mío
*Había cinco espectadores enfrente nuestro
*Colócate cerca suyo
*Es muy pesado: está siempre encima nuestro
*Prefiero estar debajo suyo
También suelen dar por buenas las formas femeninas del posesivo (“nuestra”, «suya”, “mía”…)
Sin embargo, todas ellas son consideradas incorrectas o no recomendables por la RAE. Todas las estructuras mencionadas responden al mismo esquema:
Adverbio de lugar + adjetivo posesivo tónico
Y se trata de una anomalía no contemplada en la sintaxis castellana: nunca un adverbio va acompañado por un determinante (si eso ocurre es que el adverbio está sustantivado: “Nuestro no fue muy claro”).
La solución es muy sencilla, tal como apunta el DPD con respecto a «detrás»: Por su condición de adverbio, no se considera correcto su uso con posesivos: detrás mío, detrás suyo, etc. (debe decirse detrás de mí, detrás de él, etc.).
Es muy probable que las dudas se refuercen por el hecho que varias expresiones similares a las anteriores son correctas. Así, podemos decir:
-Alrededor nuestro, alrededor de nosotros o a nuestro alrededor
-En contra nuestra, en nuestra contra o en contra de nosotros
-Al lado nuestro, a nuestro lado o al lado de nosotros
-En favor nuestro, en nuestro favor o en favor de nosotros
¿Se trata de un capricho? Es fácil verlo así; de hecho, encontramos muchos “caprichos” en la lengua, que no tienen una explicación racional. Hemos convenido en que sea así y ya está. En este caso, la justificación de la RAE es sencilla: las cuatro palabras nucleares –“favor”, “lado”, “contra” y “alrededor”- conservan su condición de sustantivos y, por lo tanto, pueden ir acompañadas de adjetivos posesivos.
El argumento es impecable; pero lo cierto es que estamos ante uno de tantos casos dudosos de la lengua, como demuestran los muchos usos “incorrectos” documentados en obras de autores prestigiosos españoles e hispanoamericanos.
En caso de duda, es fácil resolverla con la prueba de la anteposición. Si la palabra admite que coloquemos el posesivo átono delante («A mi alrededor»), también será correcta la utilización del posesivo tónico pospuesto («Alrededor mío«). En cambio: «Delante de mí», pero no «En mi delante« ni «Delante mío«.
En mi opinión, lo mejor es atenerse al dictamen de la RAE:
La opción B (“adverbio + posesivo tónico masculino: ‘delante suyo’) es propia de la lengua coloquial y percibida todavía hoy como construcción no recomendable por la mayoría de los hablantes cultos de muchos países”. (RAE, Nueva Gramática de la lengua española, pág. 1360, Edit. Espasa, Madrid, 2010, 2ª tirada corregida).
Llama la atención la actitud más descriptiva que dogmática de la RAE. ¿Qué dirá en la edición de 2050?
Para más información, pueden consultarse las siguientes obras:
-PAREDES GARCÍA, Florentino, ÁLVARO GARCÍA, Salvador y PAREDES ZURDO, Luna: Las 500 dudas más frecuentes del español, Edit. Espasa-Instituto Cervantes, Madrid, 2013.
-PAREDES GARCÍA, Florentino, ÁLVARO GARCÍA, Salvador, NUÑEZ BAYO, Zaida y PAREDES ZURDO, Luna: El libro del español correcto. Claves para hablar y escribir bien en español, Edit. Espasa-Instituto Cervantes, Madrid, 2012.
Hola Pedro. Acabo de leer tus dos últimas entradas. Me han gustado mucho y me han hecho pensar bastante, especialmente sobre la rapidez en el cambio de la lengua, pues también me ha llamado la atención «la actitud más descriptiva que dogmática de la RAE» que parece alejarse de su lema fundacional de limpiar, «fijar» y dar esplendor. ¿Sabes de algún estudio o método para evaluar la tasa de cambio lingüístico? ¿Estaremos asistiendo a un momento de cambio especialmente rápido? ¿Guardará relación de paralelismo con el cambio climático? (je, je…)
Gracias por compartir tus reflexiones.
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Hola, Pepe:
Me gusta que te gusten mis comentarios. Trato de que sean interesantes, claros y rigurosos.
A mí también me llama la atención la actitud de la RAE. Te aseguro que más de una vez me he visto sorprendido al corregir palabras o expresiones que yo creía que no estaban aceptadas y comprobar, después, que yo no estaba en lo cierto.
Me imagino que las academias lo tiene difícil para «fijar» la norma al tratar de consensuar sus reglas, dado que somos muchos millones de hablantes. Y creo, también, que las academias son conscientes de que, a fin de cuentas, somos los hablantes los que tenemos la última palabra. Por eso el diccionario de la RAE recoge, cada vez con más rapidez, los neologismos.
Entonces dirás: ¿Para qué sirve las academias? Tengo la sensación de que se debaten entre su papel en el mantenimiento de la unidad del castellano y el respeto de la diversidad. No es tarea fácil.
No puedo responder a tu pregunta acerca de la existencia de «algún método o estudio para evaluar la tasa de cambio lingüístico». En cuanto a si el cambio está siendo especialmente rápido, no estoy seguro. Puede que sí. De lo que sí estoy seguro es de que palabras o expresiones que escucho en películas o series situadas en los años sesenta (como «Amar es para siempre») no se empleaban en esos años: me refiero, por ejemplo, al abuso de la palabra «tema», a expresiones como «para nada»…
Un saludo
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Hola!
Tu columna me ha servido para resolver dudas respecto de alrededor y de paso he aprendido más. Muchas gracias!!
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