Reconozco que es una debilidad: me cuesta pasar delante de un cartel y no detenerme a leerlo. Y, claro, si me sorprende y llevo el móvil, lo fotografío.
Íbamos paseando por una calle muy cerca del centro urbano de Llanes y nos fijamos en este cartel, que estaba pegado en el tronco de un árbol:
Lo primero que nos sorprendió fue la recompensa ofrecida. La foto del perrillo no nos sedujo especialmente, así que pasamos a leer el resto.
La puntuación es un desastre. Quien lo ha escrito sólo usa la coma y lo hace mal.
Pero lo que más llamó nuestra atención fue el orden de palabras. Ese “entre Celorio y Llanes”, tras “rubio”, nos lleva a pensar de entrada que es otra de sus características físicas y no el lugar en el que el perro se había perdido. Si la persona que escribió el cartel lo hubiera revisado, pensando en los lectores, el resultado habría sido mucho mejor.
No sabemos si algún afortunado encontró el perro y si, en el caso de hacerlo, cobró la recompensa. Nosotros nos reímos un rato con el cartel y a mí me apetecía compartirlo con vosotros. La sonrisa no alivia el calor sofocante, pero ayuda a soportarlo.