Más allá de

Hay algunas expresiones que triunfan entre los usuarios de la lengua formal. No se sabe muy bien por qué, encontramos un uso abundante de poner en valor, de eso sí, de la palabra tema

Hoy quiero comentar una que últimamente llama mi atención: Más allá de. Es muy frecuente en la lengua oral de políticos y comentaristas, pero también es llamativo su uso en la lengua escrita.

No se trata de una expresión nueva ni incorrecta. Hemos usado siempre más allá de como locución preposicional con valor de lugar o de tiempo. Así es en frases como “Vive más allá de la iglesia” o “Va a durar más allá del año 2021”. También era fácil verla en enunciados con un cierto valor metafórico: “Vive más allá de sus posibilidades”, donde tiene el valor de “por encima de”.

Lo que me sorprende, lo que creo que es nuevo y discutible es su uso como “aparte de” o «además de”, valor que puede apreciarse en los siguientes ejemplos. Los cuatro primeros están tomados del libro La desfachatez intelectual, de Ignacio Sánchez Cuenca (libro que, por otra parte, me parece muy recomendable). Los demás están tomados de la prensa.

1. Los temas que he elegido en este segundo capítulo son el terrorismo y el nacionalismo. Más allá del interés sustantivo que estos asuntos pueden despertar, el análisis de los debates sobre los mismos resulta crucial para entender un fenómeno muy extendido… (pág. 25)

2. Por otro lado, más allá de las cuestiones de principio, hay también polémica sobre los instrumentos políticos que debería emplearse, si es mejor un referéndum o unas elecciones plebiscitarias… (pág. 143)

3. En cualquier caso, más allá de los detalles sobre los términos de la comparación, lo más llamativo es que el dilema no contempla la alternativa más probable: que España siga siendo uno de los países de cola dentro del grupo de los más desarrollados. (pág. 186)

4. Más allá de que Molinas no se parase a reflexionar sobre las consecuencias más obvias que tendría la adopción de un sistema mayoritario, es también cuestionable que las reglas electorales tengan un efecto poderoso sobre los niveles de corrupción en un país. (pág. 200)

5. “Cavani: ’El equipo respondió bien, más allá de las críticas’” (MARCA 7 de septiembre de 2016)

6. La presencia de una senadora, exalcaldesa de una capital como Valencia y factótum territorial del partido; la del tesorero del Partido Popular, la de un exministro y expresidente de Comunidad Autónoma, la de diputados de asambleas autonómicas y alcaldes y concejales de municipios… en las noticias que surgen de los juzgados en un solo día componen, más allá de la explosión inicial de la denominada trama Gürtel, el enjuiciamiento del PP a todos sus niveles, tanto internos como institucionales (“Diario de Noticias”, 18 septiembre 2016)

7. El joven equipo con sede en Ámsterdam piensa que la casa, que estará disponible para el mercado internacional, despertará especial interés entre las parejas de Bélgica, Portugal y Hungría, donde las tasas de divorcio se encuentran entre las más altas del mundo.

Aunque más allá de diseñar una vivienda exclusiva para matrimonios que se “atrevan a comprarla pensando en un futuro incierto”, este concepto de vivienda puede también ser útil para parejas que quieran vivir separados de vez en cuando. (“Diario de Noticias”, 18/09/2016)

8. Porque más allá del discurso apocalíptico que repiten cada día, los regionalistas siguen siendo hoy un partido necesitado de apoyos institucionales para gobernar de la misma forma que UPN sigue siendo una fuerza que rechaza la mayoría de la sociedad navarra, que todavía guarda en la memoria sus años en el Palacio de Navarra. (“Diario de Noticias”, 18/09/2016)

9. Pero una vez más, el paso corto vence a las grandes palabras. Más allá de las declaraciones, de la ceremonia de unidad a través de una rueda de prensa conjunta, el terreno no parece proclive a las arengas sino a los planes concretos. (“Diario de Noticias”, 18/09/2016.)

¿Se trata de un error? No me atrevo a decirlo. Sí afirmo que es una moda que no me gusta y que supone un empobrecimiento del idioma, por mucho que algunos crean que están a la última adornando sus textos con reiterados “más allá de”.

Redundancia en el uso del verbo PODER

Estamos rodeados de redundancias. Y no solo en la publicidad, en la que nos ofrecen objetos o servicios completamente gratis. También en el lenguaje periodístico la redundancia abunda y nos hablan de locales absolutamente abarrotados, de un desgraciado accidente de tráfico, de que alguien insiste reiteradamente o del protagonista principal. En el mundo de la empresa se habla de los planes de futuro, y el lenguaje administrativo con frecuencia está cargado de expresiones de relleno que empeoran la legibilidad de los textos.

Hoy quiero centrarme en el uso innecesario del verbo poder. Un abuso tan extendido que muchas personas ya no lo perciben como tal. Veamos algunos ejemplos:

1. Es un poco tarde para poder aspirar a ganar el torneo (Sportmanía, 14-07-2015).
2. Va ser imposible el poder pagar la deuda griega (La 4, 14-07-2015).
3. Varios científicos han encontrado una manera de poder reciclar el CO2 (Cadena Ser, 19-08-2015)
4. Veremos si el corredor tiene alguna opción de poder disputar el final de la etapa. (TVE1 -23-08-2015)
5. Y explicó su origen: la gran caída de los ingresos con la crisis exigió emitir deuda para poder mantener el nivel de gasto público estos años. (Diario de Navarra, 25-8-15)
6. Se teme que la cifra de muertos pueda aumentar en las próximas horas. (TV5, 12-9-15)
7. Unos y otros se jugaban la supervivencia en el Eurobasket, la posibilidad de poder seguir luchando por el billete para los juegos de Río de 2016 y ese probable final de dinastía. (TVE1, 10-09-15)
8. El buen escritor ha de estar especialmente atento al efecto que pueda ocasionar su texto y, en particular, a evitar la posibilidad de que su escrito pueda resultar hiriente u ofensivo para el lector. (El libro del español correcto)
9. (…) por lo que resulta imprescindible pensar en los posibles efectos que nuestro escrito puede ocasionar. (El libro del español correcto)
10. Todo apunta a que el fuego podría haber sido provocado (Cadena Ser, 10-8-15)
11. Mordehai Vanunu, el científico que reveló al mundo el programa nuclear israelí en 1986, intenta poder salir del país tras 18 años de cárcel y otros doce de residencia obligada dentro del país. (Diario de Navarra, 12-8-15)
12. Desde aquí animo a que estén pendientes de las convocatorias que se publiquen, pues es una oportunidad de oro para poder acreditarse en lo que la experiencia laboral les ha enseñado. (Diario de Navarra, 12-8-15)

En todos los ejemplos mencionados, el verbo poder no aporta nada. Es una palabra que podemos eliminar, que conviene eliminar en favor de una expresión más clara, de un estilo más llano. Se entiende su presencia en la lengua oral, en la que la redundancia, las vacilaciones y las frases inacabadas son lógicas e irreparables. Pero no en los textos formales escritos. En un proceso de revisión mínimamente riguroso, repeticiones como esta deben quedar resueltas.

Tema, asunto, problema, cuestión… ¿Qué es más claro?

A comienzos de los ochenta, la palabra tema comenzó a usarse de una forma que a mí me llamaba la atención. Frases como Tenemos que hablar del tema de la organización del congreso empezaban a ser frecuentes en ambientes políticos y sindicales.

En aquellos años, muchas personas poco o nada habituadas a hablar en público tenían que expresarse en situaciones formales como debates o entrevistas. Yo tenía la sensación de que el uso recurrente de palabras como tema les daba cierta seguridad, les hacía sentirse en posesión del registro adecuado.

Como pasa tantas veces, el mal uso acabó generalizándose. Así, a pesar de las recomendaciones de todos los manuales de estilo, periodistas, políticos profesionales y personas de toda condición producen hoy frases como estas:

1. Le recomendamos que compre ese coche por el tema del consumo
2. Están muy preocupados por el tema de la charla de mañana
3. Le gusta mucho el tema del boxeo
4. El despacho no está mal, pero me preocupa el tema de la falta de luz
5. Tiene un tema serio con unos recibos pendientes de pago
6. El tema es que la compañía no dispone de dinero
7. La elección del modelo es un tema de gusto personal

Todas ellas son mejorables. El castellano dispone de soluciones sencillas para evitar este uso desacertado. En unos casos es recomendable prescindir de la palabra tema, sin más: su presencia no aporta más que confusión. Es lo que ocurre con las frases 1, 2, 3 y 4.

En otros, contamos con palabras como asunto, problema (frases 5 y 6), cuestión (frase 7), dificultad, inconveniente, conflicto

La RAE, para terminar, no es de gran ayuda en este caso, porque la primera acepción de la palabra tema es, en mi opinión, confusa:

«Proposición o texto que se toma por asunto o materia de un discurso».

La consulta a Fundéu, fundación asesorada por la Real Academia Española, es algo más clarificadora :

«Tema es el ‘asunto’ o ‘materia’ de la cual trata algo, pero no ese algo en sí mismo».

 Por lo tanto, conviene reservar la palabra tema para para frases como El tema de la película me ha parecido muy novedoso, y evitar frases como Mañana iremos al cine. ¿Qué te parece el tema?

Poner en valor

Varias amigas me sugirieron hace unos días que escribiera sobre la expresión tan de moda “poner en valor”. He aquí algunos ejemplos tomados de la prensa de los últimos días:

“En Errentería hemos vivido durante demasiados años de espaldas al río. Debemos proteger y poner en valor el paisaje del borde fluvial del río como eje que conecta distintos ámbitos y espacios de la villa”. (Diario Vasco, 14-05-2015).
El PSE buscó ayer la cuadratura del círculo al denostar las políticas del PNV y, al mismo tiempo, poner en valor el pacto de estabilidad que los socialistas vascos suscribieron en otoño de 2013 con el partido de Andoni Ortuzar. (El Correo, 11-05-2015).
Quieren poner en valor las canteras califales (Ideal de Almería, 14-05-2015).
Bataller pone en valor su alianza con la UJI para mejorar la ciudad (El periódico Mediterráneo, 16-05-2015).
El objetivo de esta medida es potenciar y poner en valor los esfuerzos de humanización que día a día se realizan en los hospitales y áreas pediátricas por parte del personal del hospital y de todos aquellos agentes que trabajan…(ABC –Aragón, 13-05-2015).

A mis amigas no les gusta nada esta locución y, además, están convencidas de que es incorrecta. A mí tampoco me gusta. Me molesta el modo en que periodistas, políticos, tertulianos y personas del mundo de la empresa abusan de ella. Y creo que el castellano tiene soluciones adecuadas para evitar una expresión claramente calcada del francés mettre en valeur.

Sin embargo, me temo que mis amigas no se van a sentir felices con el resultado de mis indagaciones. He consultado varios diccionarios y este es el resultado:

La locución poner en valor no figura en el María Moliner. Tampoco aparece en el DRAE ni en el Diccionario panhispánico de dudas. Sin embargo, aparece en el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos (Editorial Aguilar, 1999):

Poner en valor [a alguien o algo]. “Hacer que sea más apreciado, resaltando sus cualidades”. / Hoy, 27.9.74, 21: ‘Plaza de San Pedro de Alcántara, cuyas edificaciones desaparecerán así que Bellas Artes empiece a descubrir y poner en valor las murallas existentes en la parte posterior de las mismas’.

De ahí que en Fundéu se dé la expresión por buena:

La expresión poner en valor, (…) es una construcción adecuada en español, que sigue una pauta de formación similar a otras expresiones asentadas como poner en claro, poner en peligro y poner en cuestión.

Con todo, la misma Fundéu considera que se abusa de esta locución, que invade con frecuencia el territorio de otros verbos, como valorar, resaltar, reconocer, reivindicar

Quizá, para terminar, convenga recordar lo que el  DRAE dice sobre «revalorizar”:

Revalorizar
1. tr. Devolver a algo el valor o estimación que había perdido.
2. tr. Aumentar el valor de algo. U. t. c. prnl.

¿Complicado?

Es muy frecuente escuchar frases como estas:

Hablar en público es muy complicado
Hacerse rico es muy complicado

Hace unas semanas, un jugador respondía en una entrevista:

La verdad es que va a ser muy complicado remontar el 3-0.

¿No os parece que, en los últimos años, casi todo es “complicado” y casi nada es “difícil”? No sé la razón de este desplazamiento, pero creo que es poco afortunado. Remontar un resultado adverso contra un buen equipo no es complicado. En este caso es tan sencillo como ganar por 4-0. Pero será difícil, dado que el equipo contrario es bueno y va a oponer una fuerte resistencia.

Es recomendable pensar antes de decir y, sobre todo, antes de escribir “complicado”. No es tan difícil saber cuándo conviene elegir otra palabra.