Otros errores en la construcción de oraciones

Veíamos en la entrada anterior varios casos de anacoluto consistente en un desplazamiento anómalo del sujeto o del complemento directo, que daba lugar a frases inaceptables. En esta entrada abordaremos otras irregularidades sintácticas: ciertas estructuras redundantes y algunos casos de uso incorrecto de pronombres personales átonos.

Redundancias de distinto tipo

Además de las redundancias más comúnmente comentadas (del tipo de la protagonista principal o ha vuelto a reiniciar), en ocasiones aparecen otras menos llamativas pero perfectamente evitables. Veamos un par de ejemplos:

Hay una cierta tendencia a abusar de la fórmula tanto-como. No sería de recibo decir, por ejemplo, Tanto Maite como Jon se encontraron en el gimnasio. Basta decir, simplemente, Maite y Jon se encontraron en el gimnasio.

Si se dice que dos personas han coincidido en algo, es innecesario emplear la fórmula tanto…como. La frase estaría mejor escrita así: En la reunión celebrada en el Palacio de Navarra, la presidenta y los representantes de la Academia han coincidido en la necesidad de reforzar…

 

Se dice en el texto que el número de sarrios viene creciendo año tras año, pero el modo de expresarlo es muy poco acertado, confuso: *…ya que el cada vez mayor número creciente de sus efectivos. Ahí está la redundancia: cada vez mayor, por una parte, y creciente, por otra.

La frase sería mucho más clara y correcta si estuviera escrita así: El representante de la zona pirenaica y de Adecana volvió a solicitar la inclusión del sarrio como especie protegida, petición que se lleva haciendo varios años, ya que el número creciente de sus efectivos y su expansión en el alto Pirineo Navarro aconsejan su aprovechamiento cinegético…

 

Ausencia o presencia indebidas de pronombres personales átonos

En ocasiones, la presencia de un pronombre personal átono en función de complemento directo o indirecto es obligatoria, si bien, en sentido estricto, podría considerarse como redundante. Nos referimos a frases como: Dile a tu jefe que necesitas dos días de fiesta, o A tu jefe le dices que necesitas dos días de fiesta. En ambos casos, el pronombre le es innecesario semánticamente, pero sintácticamente obligatorio. Se trata de una tendencia muy extendida en zonas vascoparlantes:  *La comida ya llevo yo, en lugar de La comida ya la llevo yo.
En el texto siguiente, se ha omitido el pronombre personal la:

La frase correcta: El juzgado de Instrucción número 4 de Pamplona la condenó en un juicio rápido a cuatro meses de prisión y a la retirada durante un año del permiso de conducir.

Hemos omitido en esta versión la palabra recientemente, que nos parecía poco congruente, por redundante con el pasado domingo: si la infracción se produjo el pasado domingo, y hoy decimos que ya ha sido juzgada y condenada, es obvio que eso ha ocurrido recientemente. Nos queda la duda de si esa condena reciente lo fue por un delito distinto. Si así fuera, lo correcto habría sido esto:…la había condenado recientemente en un juicio rápido…

Ahora estamos ante el caso contrario: un pronombre lo que sobra:

La redacción correcta: Eduardo Vall (PSN) puso en duda el proceso participativo al considerar que se podía haber hecho por personal municipal…

Lo curioso y más grave es que ese pronombre lo no podría cumplir otra función más que la de complemento directo, lo cual convierte la frase en más disparatada. Cabría, si se prefiere, haber retomado el referente por medio de un pronombre demostrativo: …al considerar que ESTE se podía haber hecho por personal municipal… Y, aún mejor, con el verbo en activa: …al considerar que lo podía haber hecho el personal municipal. En todos los casos, sería más adecuada la forma del condicional podría.

LES (y no LE) cuando se refiere a ellos o a ellas

Es poco habitual encontrar errores de concordancia en textos formales. Sin embargo hay un error que aparece cada vez con más frecuencia en escritos de todo tipo. Me refiero a la falta de concordancia que se da en frases como *«Dile a tus amigos que hoy no vas a salir«o *»Le fastidió el negocio a todos sus competidores«. En ambos casos el pronombre personal “le” debería ser sustituido por “les”, porque se refiere a “tus amigos” y “a todos sus competidores”, ambos plurales.

Se trata de un error frecuente también en textos literarios. Hace unos días, me llamó la atención encontrármelo en la novela que estaba leyendo, El amante japonés, de Isabel Allende (Editorial Plaza & Janés, 2015, 1ª edición):

Alma había superado el poco amor que LE tuvo a las muñecas y aprendió a jugar al scrabble con un diccionario y al ajedrez con pura determinación, ya que la estrategia nunca fue su fuerte (pág. 64).

Pensé que habría sido un despiste de la autora o del corrector o correctora, pero tres páginas más adelante el error volvió a aparecer:

-LE perdió el miedo a las peleas. Nunca llegaría a pasar del nivel de principiante, pero eso era más de lo que sabían los mayores de la escuela (pág. 67).

Procuré leer la novela sin fijarme especialmente en este detalle gramatical y, a pesar de ello, el fenómeno volvió a sorprenderme varias veces. Esto me lleva a pensar que la autora comete el error de forma inconsciente. Supongo que es lo mismo que les ocurre a muchas otras personas que, por lo demás, escriben aceptablemente (y que, en frases como esta habrían escrito “le ocurre a muchas otras personas…”). He aquí los ejemplos de los que hablo:

-Alma Blasco LE puso término a las especulaciones al informarle a Irina, para que lo divulgara, de que Lenny Beal había sido dentista, pero nadie quiso creer que se hubiera ganado la vida escarbando muelas (pág. 127).
-Esos accidentes LE pasaban a mujeres de otra clase, sin educación ni recursos (pág. 248).
-Hay que reconocerlo, fueron los rusos quienes LE quebraron la moral y el espinazo a los alemanes en 1943 (pág.315).

Este fenómeno, muy extendido en la lengua escrita, es aún más frecuente en la lengua oral formal de locutores o conferenciantes. Se está extendiendo de tal modo que muchos usuarios no tienen conciencia de que comenten un error de concordancia. No sería raro que, dentro de treinta o cuarenta años, la RAE lo considere correcto.

Creo que el error se produce porque el hecho de que el pronombre esté en singular o en plural no afecta, en este caso, a la trasmisión del sentido. Podemos comprobar que el referente está muy cerca, casi siempre después del verbo: “Les tuvo a las muñecas”, “les pasaban a mujeres”.

Por otra parte, se trata de un pronombre muy poco relevante, obligatorio gramaticalmente en algunos casos: “Estos accidentes les pasaban a las mujeres de otras clases”, pero prescindible en muchos otros: tan correcto es “Les perdió el miedo a las peleas” como “Perdió el miedo a las peleas”. En estos casos, que son mayoría, se produce una especie de degradación del pronombre, algo muy habitual en la historia de las lenguas románicas. Esa degradación hace que la falta de concordancia en número pase desapercibida.

No obstante, debemos tener claro que utilizar la forma singular cuando se refiere a un término plural es un error gramatical básico que hay que evitar.